Y caíste de pronto desde las nubes o de la nirvana; caíste en mis brazos, cruzamos nuestras miradas mientras nada pasó, supongo que así fue, pero no lo recuerdo, fue veloz, como el canto de una musa con su canción amante. Me besaste y dormí… soñé y te besé de nuevo, hasta que mis labios dolían y derramaban sangre allí y allá; aquello no quería que acabase, pero de pronto llegó aquel sueño de la realidad y todo termino, te dije adiós a ti, a tu cuerpo, a tus labios ensangrentados por nuestros besos espinos, de los recuerdos nuestros secretos los que a nuestros infantes no les puedo contar, de los sueños aquella realidad la que no se puede relatar.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
Ángel
16:08