Estaba detrás de mí, traía un cuchillo
Al verme trató de esconderlo
Pero ya era tarde, el temor junto al silencio
Bañaron nuestras miradas y nuestros cuerpos.
Corrí y corrí
Ya eso no importaba, no ayudaría
Sabía que mi propia tumba había cavado
El día se meció y cayó de momento
La terrible noche, consigo el derrumbe;
Mi muerte señalada, en las manos de un asesino
Asesino, de sangre fría y ardiente maldad.
Morí aquel día en sus brazos,
Yacíamos los dos en una dulce tina de sangre
¡Oh! Manjar de locura y traición.
Había posado su odio en mi cuello
Una, dos, hasta tres veces por segundo
Reía o
lloraba no lo recuerdo bien
Estaba muy
ocupado muriendo
En ese
oscuro y vil entonces.