"La
que más lunares tenía era la nana de Martín Ilóm, el recién parido hijo
del cacique Gaspar Ilóm. La que más lunares y más piojos tenía. La
Piojosa Grande, la nana de Martín Ilóm. En su regazo de tortera
caliente, en sus trapos finos de tan viejos, dormía su hijo como una
cosa de barro nuevecita y bajo el coxpi, cofia
de tejido ralo que le cubría la cabeza y la cara para que no le
hicieran mal de ojo, se oía su alentar con ruido de agua que cae en
tierra porosa.
Mujeres con niños y hombres con mujeres. Claridad y calor de fogarones. Las mujeres lejos en la claridad y cerca en la sombra. Los hombres cerca en la claridad y lejos en la sombra. Todos en el alboroto de las llamas, en el fuego de los guerreros, fuego de la guerra que hará llorar las espinas.Así decían los indios más viejos, con el movimiento senil de sus cabezas bajo las avispas. O bien decían, sin perder su compás de viejos: Antes que la primera cuerda de maguey fuera trenzada se trenzaron el pelo las mujeres."
Mujeres con niños y hombres con mujeres. Claridad y calor de fogarones. Las mujeres lejos en la claridad y cerca en la sombra. Los hombres cerca en la claridad y lejos en la sombra. Todos en el alboroto de las llamas, en el fuego de los guerreros, fuego de la guerra que hará llorar las espinas.Así decían los indios más viejos, con el movimiento senil de sus cabezas bajo las avispas. O bien decían, sin perder su compás de viejos: Antes que la primera cuerda de maguey fuera trenzada se trenzaron el pelo las mujeres."