Es difícil encontrar las palabras
correctas para expresar este tipo de sentimientos, sentimientos que la mayoría
del tiempo son mostrados a través de lágrimas que en la ausencia de la razón y
el afecto de los demás se secan.
Nuestra cabeza puede dar mil
vueltas y nos podemos marear hasta desfallecer pero la realidad sólo es una, y
tal vez no es la mejor o la que todos queremos tomar, pero así es y es nuestra.
¿Se puede cambiar? Sí. ¿Será difícil? Es claro.
Se torna algo cursi decirlo pero
no conozco otra manera “Es difícil seguir al corazón”, “Es difícil ser yo”, “Es
difícil mantener la frente en lo alto mientras hemos sido pisoteados por muchas
y muchos” Sí, es difícil y no diré que no es imposible pero esto sólo es una
posibilidad; la circunstancia la define la persona.
Se ha convertido en un pecado ser
fieles a nosotros mismos, nuestros ideales, nuestros sentimientos
revolucionarios hemos sido callados por el silencio, por la política, por la
ética –que siempre no es céntrico moral-, la religión, nosotros mismos, en fin,
las cadenas son muchas y pesadas.
¿Cómo decir adiós a todo
complejo? ¿Cómo hacerlo? En momentos como esos en los que nos han fallado, en
los que hemos sido infieles a nadie más que a nosotros mismos, cuando la
almohada se empapa de una lluvia de llanto y sollozos que parecen
interminables, cuando… cuando piensas que tal vez ese fue el final y que has
cometido el pecado más mortal, el que no tiene perdón, el que ninguna religión
puede ocultar o de tachar; ese que te hace a ti lo que eres o lo que tratas de
esconder. Tú.
Es algo tan trivial, que causa
nauseas tratar de encasillarlo o explicarlo con palabras, tratar de no perderse
en el intento de erguir el camino. Pero no es tan malo afrontarlo, levantarnos
aún con todo el dolor que podamos aguantar y hasta el que no, cometer el pecado
de ser yo, de ser tú; de ser alguien que camina con la frente en alto, que
camina vestido o vestida como quiere, que ame a quien quiera, que cometa
errores, que los remiende, que caiga y caiga pero que se levante, que sea quien
deba ser, quien piense que deba ser.