martes, 8 de enero de 2013

El pecado de ser yo


Es difícil encontrar las palabras correctas para expresar este tipo de sentimientos, sentimientos que la mayoría del tiempo son mostrados a través de lágrimas que en la ausencia de la razón y el afecto de los demás se secan.
Nuestra cabeza puede dar mil vueltas y nos podemos marear hasta desfallecer pero la realidad sólo es una, y tal vez no es la mejor o la que todos queremos tomar, pero así es y es nuestra. ¿Se puede cambiar? Sí. ¿Será difícil? Es claro.
Se torna algo cursi decirlo pero no conozco otra manera “Es difícil seguir al corazón”, “Es difícil ser yo”, “Es difícil mantener la frente en lo alto mientras hemos sido pisoteados por muchas y muchos” Sí, es difícil y no diré que no es imposible pero esto sólo es una posibilidad; la circunstancia la define la persona.
Se ha convertido en un pecado ser fieles a nosotros mismos, nuestros ideales, nuestros sentimientos revolucionarios hemos sido callados por el silencio, por la política, por la ética –que siempre no es céntrico moral-, la religión, nosotros mismos, en fin, las cadenas son muchas y pesadas.
¿Cómo decir adiós a todo complejo? ¿Cómo hacerlo? En momentos como esos en los que nos han fallado, en los que hemos sido infieles a nadie más que a nosotros mismos, cuando la almohada se empapa de una lluvia de llanto y sollozos que parecen interminables, cuando… cuando piensas que tal vez ese fue el final y que has cometido el pecado más mortal, el que no tiene perdón, el que ninguna religión puede ocultar o de tachar; ese que te hace a ti lo que eres o lo que tratas de esconder. Tú.
Es algo tan trivial, que causa nauseas tratar de encasillarlo o explicarlo con palabras, tratar de no perderse en el intento de erguir el camino. Pero no es tan malo afrontarlo, levantarnos aún con todo el dolor que podamos aguantar y hasta el que no, cometer el pecado de ser yo, de ser tú; de ser alguien que camina con la frente en alto, que camina vestido o vestida como quiere, que ame a quien quiera, que cometa errores, que los remiende, que caiga y caiga pero que se levante, que sea quien deba ser, quien piense que deba ser.