miércoles, 26 de diciembre de 2012

Contumaz bestia


En el silencio de la nívea noche y en los ojos del crepúsculo vacío; izando la bandera de las tinieblas, el dejaba a la deriva la perla de la noche, esfera circuncidada que brilla alrededor de los mil ojos del ave real y Bruna, que abre su vestido flamante en el noveno cielo, cual Dante… en esta mi comedia.
Yacía en su cuarto recostado en su cama mirando el cielo su techo estrellado, queriendo dormir, pero no lo lograba; maldecía a todo aquel por su insomnio demoníaco, le estorbaba el reloj, su cama, su cuerpo, su alma… él. Sus pensamientos eran rocas en su camino mental.